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martes, 22 de octubre de 2013


¿ Que llevar en la mochila ? (de fotógrafo)


Muchas veces me han hecho esta simple pregunta. Me pongo a escribir sobre esto porque la respuesta no es sencilla, pero sí es interesante. En primer lugar debemos de “visualizar” lo que planificamos hacer. ¿Se trata de una salida al campo para fotografiar buitres leonados? ¿Nos vamos de excursión varios días al Delta del Ebro para hacer fotos de paisajes al amanecer? o es una sesión fotográfica con modelos en una ciudad o un parque? Está claro que lo que metamos dentro de la mochila estará en función del destino y tipo de sesión fotográfica que vayamos a hacer, pero también debemos de tener en cuenta el tiempo que vamos a estar fuera y el transporte que utilizaremos. No es lo mismo viajar en transporte público que ir en coche o en bicicleta con la mochila a la espalda. Por tanto la respuesta a la pregunta ¿Qué llevar en la mochila? estará en función de varias cosas.
 
 

Cuando salgo en bicicleta por el campo con la idea de fotografiar algún paisaje o zona urbana que me interesa intento llevar una mochila ligera y su contenido se limita a lo imprescindible para conseguir hacer las fotografías que he planificado. Normalmente llevo un cuerpo de cámara ligero como la Canon EOS 7D (sin grip, pero si con una batería adicional) y un objetivo “todo terreno” como el Tamron 18-270 con el que podré hacer prácticamente todo tipo de fotos. Es importante llevar las baterías bien cargadas, especialmente con tiempo frío. ¡No hay nada más frustrante que encontrarte en medio del campo con una cámara con las baterías agotadas y tener que volverte a casa sin hacer esas fotos que tanto deseabas tirar! El objetivo “todo terreno” es muy práctico en este y otros casos como son viajes de varios días o semanas de duración ya que cubre un rango focal muy amplio, pero debemos tener presente que sacrificamos algo de calidad en nuestros trabajos, debido a la relativa poca luminosidad del mismo –al compararlo con otros objetivos de gama superior como puede ser un Canon EF 70-200mm f/2.8 o incluso un objetivo de focal fija como el Canon EF 50mm f/1.4. Los objetivos “todo terreno” se mueven en rangos de f/3.4 a f/5.6 normalmente. Pero también presentan algo más de distorsión cromática y otro tipo de aberraciones debido a la construcción de las lentes. Todos estos factores son a tener en cuenta y poner en la balanza a la hora de elegir el objetivo a llevar en la mochila. Cosa distinta es acercarse en coche al lugar donde vamos a hacer la sesión y caminar unos cuantos metros con la mochila al hombro. Pero además de la cámara y el objetivo, puede ser interesante llevarnos un pequeño trípode (a ser posible ligero) para aquellas fotos que no vayamos a tirar a pulso: a la orilla o cerca del mar para hacer efectos de “agua sedosa” o atardeceres cuando ya hay poca luz, etc. Si lo que vamos es a fotografiar aves en vuelo o se trata de fotos de deportes con movimientos rápidos lo más probable es que no utilicemos trípode, más bien cámara en mano y ráfagas de fotos. El problema del trípode reside no solo en su peso, sino en sus dimensiones. Por esto es importante “visualizar” hasta donde podamos lo que vamos a hacer. ¿Existe algún elemento de apoyo de cierta altura para colocar un trípode robusto pero pequeño? Por ejemplo, un muro, una mesa, una gran roca, etc. Esto nos permitiría llevar un pequeño trípode dentro de la mochila. Particularmente utilizo mucho un trípode pequeño pero robusto de un telescopio terrestre. Son muy estables y resistentes. Si es menester llevarse un trípode grande, procuremos que conseguir uno con un buen número de secciones y a ser posible de carbono… ya sé que son los más caros, pero nuestra espalda nos lo agradecerá. ¿Y ya está? ¿Cámara, objetivo y trípode y a correr? Claro que no. No olvidemos los filtros, según se requiera: polarizador, ND, graduado u otros más específicos. El cuaderno de notas (y bolígrafo o lápiz, muy importante). Un disparador remoto si vamos a hacer fotos a baja velocidad. El flash de relleno, algún difusor para el flash (hoy en día hay muchos tipos de difusores pequeños), un reflector de esos pequeños que al doblarse quedan muy recogidos, para fotos de modelos en exterior a contraluz. Si somos puristas, el exposímetro, una carta gris y la carta de colores. Uno o varios paños de franela o algún tejido similar para limpieza de objetivo, filtros, etc. Estos son los elementos básicos, pero no olvidemos que la cámara debe ir equipada con una tarjeta de memoria con espacio suficiente. ¡Otra de las grandes frustraciones al llegar al lugar de la sesión es darse cuenta de que nos hemos dejado en casa o en el estudio la tarjeta de memoria!
 
 


 

Se pueden llevar otros elementos menos habituales como son un pequeño rociador con agua para hacer fotos macro de flores y plantas (se consigue un efecto muy chulo rociando flores y hojas antes de hacer la fotografía macro), incluso en la cara de la modelo para los primeros planos. Meter en la mochila una pequeña cámara compacta de emergencia es a veces una buena idea. Por supuesto también lo es una linterna si vamos a salir de noche o al atardecer, bien para iluminar los elementos de la mochila como para “pintar con luz”, una técnica muy chula que conlleva la utilización de trípode y control remoto para mantener el obturador de la cámara abierto durante varios minutos. A partir de aquí, otros elementos específicos para ciertas sesiones pueden pasar a ser indispensables; por ejemplo, si vamos a fotografiar animales en plan serio, un hide o algún tipo de tejido de camuflaje es algo necesario. Si vamos a hacer fotos de animales de cerca necesitaremos dejar la cámara debidamente camuflada y controlarla remotamente, bien sea con un cable de disparo de varios metros de longitud o mejor aún con un control remoto inalámbrico.
 

 

Resumiendo, mi consejo es optimizar el contenido de la mochila, es decir, llevar lo mínimo indispensable pero tampoco pasarnos de austeros. Para ello, dediquemos siempre 5 minutos a “visualizar” lo que vamos a hacer antes de llenar la mochila. No hemos comentado nada sobre la seguridad y los robos. Es un punto a tener en cuenta. Podemos tomar un seguro que nos cubrirá en caso de robo, pero por sentido común no nos llevemos encima todo el equipo fotográfico que disponemos, nos puede salir muy cara la broma.

 

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